viernes, 17 de diciembre de 2010

El entrenamiento de la poesía

Me acuerdo que cuando era más chica la gente solía decirme que tenía facilidad para la poesía, lo literario y todo eso y me auguraban un buen camino. Me sorprendí a mi misma al revisar cuadernos viejos y leer rimas hechas por mi, a esa corta edad...
Un golpe de la vida me despelotó seriamente el cerebro y después de un par de años en que las aguas de mi cabeza se fueron aquietando y fui cambiando mi deseo de sobrevivir por vivir, retomé mis viejos hábitos de dibujar y escribir. Menos la música porque fue mi salvavidas.
Uno de esos hábitos vino a parar a este blog. Y ahí me di cuenta que tenía una seria dificultad: Había perdido la manera de poetizar ciertas cosas... había perdido el hábito de transformar una idea en lenguaje escrito y eso me generaba un caos. Las cosas salían tal y como venían, no se transformaban en su pasar... la riqueza de las palabras se había diluído y la variedad también. Era muy desastroso. Recién hoy en día en un año o año y pico puedo decir que mejoré muchísimo y retomé el camino.
Pero no es fácil. Para tener la calidad de escribir algo uno tiene que permitirse sentirlo, sentir completamente el concepto. Es como el agua... dejarlo fluir y darle un cauce. Sentir, es algo que hace mucho no me permitía. Por que sentir en ese momento era una constante agonía.

1 comentario:

  1. Me pasaba exactamente lo mismo, sabés las cosas que escribía? Pffff una belleza. Después se te va todo eso. Y por alguna razón, te vuelve, por algo o alguien, la magia de las palabras renace y la vida es un poquito más linda :)
    Igual, linda como vos no.

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